miércoles, 17 de julio de 2013

Martes, segundo día de clases

       
           Hoy me he despertado algo más cansada de lo habitual, he ido a clase, donde me entero de algunas cosas y de otras ni jota, lo bueno es que Richard, my teacher, habla como si no hubiera mañana, y tiene mucha paciencia, y hasta en alguna ocasión gasta alguna broma con ese sentido del humor que tanto los caracteriza por aquí, jejejeje.



En la clase tenemos un valenciano que es demasiado, vino sin saber nada de inglés y lleva quince días recibiendo clases de idiomas él solo en el aula, pero es divertido, y le echa mucho morro a la cosa, porque pronunciar lo que es pronunciar, no lo hace muy bien, pero no para de hablar, esto me da esperanzas de que en algún momento arranque a hablar yo también.
Pienso en español y eso hace que no me salgan las expresiones o frases correctas, me entran la dudas, y además, se me traba la lengua cuando voy a hablar, por lo que aún hoy sigo bastante calladita, en inglés claro, porque en español no paro.





Separarse de los españoles es muy complicado porque hay muchísimo español, y en cuanto nos juntamos vamos a lo cómodo, y luego, me está siendo muy difícil hablar con otra gente en inglés porque llevan un ritmo de vida que yo no voy a seguir por más inglés que desee aprender. Salen todos los días a la playa, llegan, ducha y a cenar hasta las cuatro de la mañana, y al día siguiente a clase, y así día tras día, jejejej. No puedo dejar de reconocer que están en otra edad, y yo me acoplo a lo que puedo y me apetece, que por ahora no es a mucho.






Ya empieza a llegar algo de rutina a los días, clases, comida, tiempo de descanso, tiempo de estudio, y si sale plan, sale, pero por aquí los planes se pagan a precio de oro, así que por ahora, playa, parque y a ver si mañana me voy a correr un rato a la avenida inmensa.


Y así termina el día 26 de 29 días en Bournemouth.

Besos

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